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Nutrición y Deporte

La obesidad es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, el infarto, las enfermedades respiratorias, la artritis y algunos tipos de cáncer. Además, se ha atribuido a la epidemia de obesidad que invade Europa el incremento del número de personas afectadas de diabetes tipo 2. En la población adulta española (25-60 años) la prevalencia de obesidad es del 14,5% mientras que el sobrepeso asciende al 38,5%. Esto es, uno de cada dos adultos presenta un peso superior a lo recomendable. La obesidad es más frecuente en mujeres (17,5%) que en varones (13,2%).

La mayoría de los casos de obesidad y sobrepeso son el resultado de un balance positivo de energía, es decir de una mayor ingesta calórica con respecto al gasto diario. En las últimas décadas está aumentando el índice de obesidad como consecuencia de una disminución del gasto calórico no compensada con la reducción equivalente de la ingesta alimentos. Por tanto nuestros objetivos van encaminados a marcar unas pautas dietéticas y de actividad física que permitan reducir y mantener el peso, sabiendo que el verdadero éxito pasa por el cambio de los hábitos alimentarios y de vida cuanto antes.

La mejor manera de perder y controlar el peso es combinar la dieta y el ejercicio, de esta forma se pierde más grasa, se mantiene la masa muscular y se evita volver a ganar peso al volver a la dieta habitual.

Para poder garantizar una correcta alimentación lo primero que hay que conocer es cuánta energía y nutrientes necesita nuestro cuerpo y dónde los podemos encontrar.

Para que los procesos del cuerpo humano se produzcan se necesita un intercambio de energía. Nuestra energía va a proceder de los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas de los alimentos que ingerimos.

Cuando ingerimos alimentos, no sólo saciamos nuestro apetito y disfrutamos con ello, sino que estamos aportando a nuestro organismo los nutrientes que necesita para la vida.

Los expertos en nutrición recomiendan realizar como mínimo, cinco comidas al día, con lo que mantenemos la glucosa en sangre y no llegamos a la siguiente ingesta hambrientos, lo que nos permite comer menos y más despacio. Por lo tanto, lo ideal sería seguir la siguiente distribución: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Aportando en cada ingesta alimentos pertenecientes a los distintos grupos de alimentos.

La mejor manera de alcanzar un estado nutricional adecuado es incorporar una amplia variedad de alimentos a nuestra dieta ya que no existe un alimento que contenga todos los nutrientes esenciales para nuestro organismo.  Así cada alimento contribuye a nuestra nutrición de una manera especial y cada nutriente tiene funciones específicas en nuestro cuerpo. Con frecuencia los consumimos más calorías de las que gastamos, dando lugar a un almacenamiento de esta en forma de grasa, que el organismo va a reservar para periodos de ayuno o situaciones de mayor gasto. Cuando disminuimos la ingesta o aumentamos la actividad física, el cuerpo echa mano de estas reservas.

Además de la dieta y de aumentar la actividad física, es vital la reposición de agua y electrolitos, que se pierden a través del sudor, así como minerales y vitaminas consumidos durante el ejercicio y que son imprescindibles tanto para la función muscular y conducción nerviosa, como para el metabolismo y  aporte de energía. Para este fin contamos con la amplia variedad de aguas mineromedicinales del balneario ricas en minerales que junto con una dieta variada, autóctona, elaborada siguiendo la pirámide de  la alimentación saludable y de la dieta mediterránea, con productos de todos los grupos de alimentos, rica en frutas, verduras y hortalizas, aceite de oliva y grasas tipo omega 3. A la Dieta Mediterránea "tradicional" se le atribuyen beneficios científicamente probados que se han relacionado con la mejora del perfil lipídico. Es una alimentación rica en fibras y antioxidantes. Estos efectos biológicos, y muchos más, permiten considerarla como una excelente propuesta para la prevención de la enfermedad coronaria.

Pilar Rodríguez Espinosa es licenciada en Medicina – Universidad de Granada, Médico Especialista en Hidrología Médica y Médico-Consultor del Balneario de Lanjarón


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