La penta-coordinación de la alimentación saludable
Las estaciones cambian, el cuerpo y la alimentación también
¿A alguien le apetece comer potajes en verano y sandía en invierno?
Según la Medicina Tradicional China ( MTC ) y la teoría de la pentacoordinación, la alimentación debe estar en concordancia con los cambios climáticos y energéticos, que se producen en cada estación del año.
La filosofía oriental hace una valoración energética de cada alimento, teniendo en cuenta su color, su sabor, tipo de crecimiento, etc..y ha elaborado una clasificación que permite posteriormente su uso, en función de estas características. En la MTC, los alimentos se ven como una medicina, y se utilizan para nutrir y armonizar el cuerpo, la mente y el espíritu. Los antiguos chinos observaron durante miles de años, como el cuerpo humano se veía afectado según la naturaleza de los diferentes alimentos.
Como elementos comunes a todas las estaciones, conviene destacar ciertos alimentos a evitar, si queremos tener un nivel de salud óptimo: alimentos productores de humedad como los lácteos, las harinas refinadas de trigo o cualquier otro cereal (bollería y panes de baja calidad), azúcar, helados, frutas tropicales, alimentos muy procesados, refrescos industrializados, alimentos con mucha grasa, embutidos, carne roja, fritos y alcohol.
No existe una dieta única, constante, definitiva y universal para todos, ni tan siquiera para una misma persona a lo largo de toda su vida, ya que durante nuestra vida pasamos por varias etapas, que requieren de diferentes necesidades. La opción más interesante cuando se comienza a practicar una alimentación más consciente, es la experimentación en nosotros mismos; de este modo, podremos adaptar la alimentación a nuestras características constitucionales y a nuestra condición actual de vida.
Es importante comer a razón de la estación en la que estamos. Nuestros cuerpos son rítmicos y estàn diseñados para adaptarse a los ciclos naturales. La naturaleza provee los alimentos que corresponden con las diferentes estaciones del año, y el lugar donde vivimos; gracias a que hemos comido lo que la naturaleza nos ofrecía, durante millones de años, nos hemos podido adaptar al medio que nos rodeaba, y esto nos ha hecho perpetuar la especie.
Por otro lado, den cuando se disfruta de la comida, uno es una persona feliz¡ así que, tan importante como escoger los alimentos, cocinarlos y prepararlos, será el hecho de dedicar un tiempo a comerlos, disfrutando del olor, del sabor, de las texturas…y también de la compañía, tratando de pasar una experiencia agradable y relajante; esto favorecerá tus digestiones, y nutrición en definitiva.
Siguiendo nuestro sentido común y con un poco de conocimiento, podemos establecer que en la primavera, con la llegada de días más calorosos, es un momento idóneo para comenzar a introducir alimentos vegetales más crudos, utilizar técnicas de cocina de calor moderado como el salteado o el vapor.
En esta época de primavera lo ideal es comer brócoli, espinacas, acelgas, endivias, rúcula, escarola, etc. e incorporar también microalgas ricas en clorofila como la espirulina, la chlorella o el klamath. Además es aconsejable tomar geminados y fermentados tipo chucrut, kéfir,etc…
En el verano, tomaremos alimentos crudos o poco cocidos, utilizando técnicas como el macerado, el encurtido o las ensaladas a presión. Es un buen momento para comer alimentos como la sandia, los tomates, las cerezas, la granada, la achicoria, el pomelo rojo, etc…
En el llamado verano tardío o fin del verano, intermedio entre septiembre – octubre, es un buen momento para prepararse para el frío del otoño; los alimentos que predominan en esta época son cereales como el arroz integral, el mijo, el centeno y la quínoa; las legumbres y las verduras cocidas, hervidas y escaldadas. Se retiran progresivamente los crudos
En otoño, lo ideal es tomar muchos caldos vegetales calientes y alimentos que refuercen el sistema inmunitario como la seta shiitake, la coliflor, los rabanitos, el trigo sarraceno, la avena, la pera, el nabo, la raíz de loto, etc….también resulta beneficioso añadir pequeñas cantidades de especias tales como el jengibre, la pimienta, la canela o el ajo, en función de la receta que realicemos. La fruta, mejor en compota, o mermelada.
Invierno es una época adecuada para realizar guisos a base de carnes o legumbres, utilizar cereales como el arroz salvaje o el venere, también el trigo sarraceno, las algas, los azukis, las lentejas, castañas, pescado, etc…predominando las cocciones largas y estofados..
¿a alguien le apetece comer potajes en verano y sandía en invierno?
Una cosa es innegable, las estaciones influyen en tu cuerpo, en tus emociones, tus pensamientos, tu comportamiento y tu estado de ánimo, por tanto, sería una locura pensar que todo el año me debo alimentar de igual manera, y preparar los alimentos de igual forma; la monotonía en la dieta ocasiona el aburrimiento, y un condicionamiento físico y mental que acaba produciendo un estado corporal también apático.
No importa si estoy comiendo "alimentos sanos", porque si siempre como lo mismo y preparado de igual modo, finalmente acabará desequilibrando el cuerpo.
Esto es un error frecuente en el que caen las personas en la sociedad moderna, debido al ritmo de vida que tienen, a veces se llega a la comodidad de preparar o comer alimentos semi preparados, con poca elaboración culinaria, o un procesamiento industrial exagerado casi todos los días; la razón: falta de tiempo. Esta tendencia provoca en muchas ocasiones, una "monodieta" basada en una escasa variedad de alimentos y técnicas de cocina, que conducen al cuerpo hacia estados carenciales nutricionales o desequilibrios energéticos.
Por tanto, diremos que al igual que cambiamos nuestra forma de vestirnos y nuestra forma de comportarnos en las diferentes épocas del año, lo ideal sería adaptar también nuestras técnicas culinarias, así como los alimentos que comamos, de esta manera nuestros bioritmos nos lo agradecerán.